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viernes, 14 de diciembre de 2012


Axel: “La emoción le gana a la técnica”



El cantante dice que a igual talento lo que define al artista elegido por el publico es “la sensibilidad”. Comenta que prefiere el feeling a la perfección y que su “mayor virtud como músico no es tocar varios instrumentos ni cantar afinado, sino poder hacer sentir al que me escucha lo que siento”.
Axel: “La emoción le gana a la técnica”
En su vida profesional nada le fue fácil. Axel tuvo que transitar por un camino plagado de obstáculos y promesas incumplidas. Tocó en el subte por monedas y hoy llena estadios. Esta es la historia de un hombre con una fe inquebrantable en sí mismo.

El cantante, que acaba de anunciar que será papá por segunda vez, tiene un presente agitado: hoy finaliza su La Voz... Argentina (Telefé), el certamen en que hace de coach y jurado, junto a Soledad, Puma Rodríguez y Miranda! Y en pocos días más se presentará nada menos que en el estadio de Vélez.

¿Cuáles son los principales obstáculos con los que tropieza un artista en nuestro país?

-Para un músico pop como yo, el obstáculo más grande es la falta de respeto. Este es un país muy prejuicioso y ser respetado por todos no es fácil.

Dicen que no hay peor enemigo que uno mismo, ¿es así?

-Sin duda. La soberbia y la vagancia son los peores obstáculos que existen. No es mi caso, porque soy muy trabajador y no me considero ni más ni menos que nadie.

A igual talento, ¿por qué algunos llegan y otros no?


-Por la sensibilidad.

¿Eso es lo que marca la diferencia?

-Totalmente. Mi mayor virtud como músico no es tocar varios instrumentos ni cantar afinado, sino poder hacer sentir al que me escucha lo que siento. Hay gente muy virtuosa y muy afinada que no logra transmitir nada.

En sus interpretaciones, ¿prevalece la técnica o la emoción?

-En mi caso, la emoción siempre le gana a la técnica. Si cuando grabo un disco canto algo caladito, pero muy sentido, le digo que lo afinen con la computadora. Prefiero conservar el feeling que le puse a que salga perfecto.

En alguna ocasión, ¿pensó intentar en otra actividad?


-No, ni aún en el momento más difícil de mi vida, cuando estuve durante dos años en México tocando en el metro y en el subte por monedas. Jamás pensé en ser albañil, taxista, carpintero o panadero.

Dentro de usted, ¿había una fuerza interior que le dictaba que debía seguir?

-Sí. Mi don más grande es la voluntad.

¿Qué cosas de su vida puso en riesgo por sus ideas?

-En verdad, todos los riesgos que tomé fueron pequeños.

¿Cuál es el costado más ingrato de su vocación?


-No poder manejar mis tiempos.

¿Con qué no transa?


-Uno de mis defectos es no saber decir que no.

¿Y cómo le va con eso?

-Más o menos, debo empezar a aplicar el antídoto.

¿Sabe cuál es?

-Aún no lo encontré. De hecho, sigo diciendo que sí. Hasta ahora, sólo le digo que no a tocar el 14 de marzo. Ese día es sagrado para mí porque es el cumpleaños de mi hija. Aunque me ofrezcan 10 millones de dólares, no lo agarro.

¿Seguro?


-Sí, porque para mí el dinero es un medio, no un fin.

¿Toma usted todas las decisiones o delega?


-Las decisiones laborales más difíciles dejo que las tome mi manager. No me cuesta delegar. En ese aspecto, soy muy relajado. Mientras la gente que me rodea esté feliz, todo está bien.

¿Dice todo lo que piensa?

-Digo el 70 por ciento de lo que pienso y sólo el 30 por ciento de las veces pienso lo que digo. Pero no me callo nada. Voy al frente como un loco.

Cuando comete un error, ¿pide perdón enseguida o se hace el distraído?

-Cuando me equivoco lo reconozco al toque. También sé perdonar. No me agrada llevar carga sobre mis espaldas.

Cuando está forzado a actuar bajo presión, ¿cómo se siente?

-Bien, porque siempre que estoy presionado las cosas me salen bárbaras.

Sinceramente, ¿le da lo mismo cantar en un estadio ante 50 mil personas que en un show para 50 espectadores?

-Si bien las energías son diferentes y las emociones distintas, ambas cosas me gustan. Cada ámbito tiene sus condimentos. En lugares reducidos existe una mayor complicidad con el público. En lo multitudinario, la energía es enorme, pero la intimidad se pierde.

¿Qué no debe faltar en una buena canción?

-Existen diversas formas de arribar a una canción, pero lo importante es que, al margen que la historia que se cuente y de su melodía, el producto sea bueno.

Por último, ¿qué le quedó en el tintero?

-Nada. Hice casi todo lo que tuve ganas de hacer. Intento disfrutar a full de la vida. Agradezco lo que tengo, porque creo que el agradecimiento es el principio de la abundancia. Tengo el hábito de decir: “Gracias Dios por todo lo que me pasa”. Agradecer es dar por sentado que van a seguir pasando cosas buenas. Yo creo en eso.

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