EXPERIENCIA. En menos de un minuto ganó siete pesos y guardará una moneda como amuleto. (Foto: MARCO ANTONIO VALDEZ EL UNIVERSAL )
En un anden de la línea siete, el intérprete se sentó en lor de loto y cantó una estrofa de “Cielito lindo”.
Una usuaria que pasó frente a él arrojó siete pesos al estuche de su guitarra; eran tres moneadas, una de cinco y dos de un peso. Axel conservó la se mayor denominación y las otras dos se las obsequió a miembros de su staf, comentó que la guardaría como una especie de amuleto.
Picando piedra
Áxel vino a México con un disco que había hecho en su tierra, donde había logrado cierto éxito, con presupuesto para vivir un año. Cuando en 2001 las promesas en nuestro país no se concretaban y el dinero comenzaba a escasear, escogió un lugar afuera del metro para subsistir, la gente lo ubicaba como “el güero guitarrista”.
“A veces las chicas me dejaban su teléfono o hasta una prenda interior”; bromea y añade. “No te creas eso último; pero sí me llegaron a dejar su número” comenta Áxel quien apenas sobrevivía con lo que ganaban él y un amigo futbolista. “Pagábamos la renta de un departamento muy pequeño, con una habitación, baño y cocina, por dos mil pesos al mes”, dijo el artista que ganaba entre 300 y 400 pesos en tres horas.
Aunque recibió ofertas para modelar siempre las rechazó por la música, pese a las limitaciones económicas. “Tomaba agua del grifo porque no tenía para el garrafón y nunca me enfermé. Comía puras quesadillas porque eran baratas, me gustaban mucho y pensaba que al menos me alimentaban un poco”, contó el artista que ofreció un concierto anoche en el Plaza Condesa, y quien años atrás tenía como único propósito subsistir. “Dios le da al músico la herramienta perfecta para vivir y sacar el sustento. Nunca me dio miedo quedarme sin comer, sabía que tocando ganaría algo de plata. A veces me deprimía por estar lejos de casa, pero cantando me sentía mejor”.
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